viernes, 4 de diciembre de 2020

¿Cómo se diseña un proyecto de aula?

 

 Elvia María González Agudelo

 Profesora Universidad de Antioquia 

 

El proyecto de aula es una propuesta didáctica fundamentada en la investigación formativa para traducir los métodos de las ciencias a los procesos de enseñanza y aprendizaje. El proyecto es una guía, una acción intencionada, el puente entre el mundo de la vida y el mundo de las ciencias, un diálogo de saberes entre las ciencias y las didácticas, una visión en el horizonte  para  que las nuevas generaciones puedan formarse como creadores de mundos impensados pero posibles. 

 

El concepto de aula toma nuevos sentidos en tanto se convierte en un espacio donde un grupo humano se encuentra para establecer lazos de comunicación en torno a la solución de problemas sociales a través de conocimientos científicos, artísticos, técnicos o tecnológicos. El aula es lugar donde habita el diálogo de saberes entre profesores y estudiantes, donde se interactúa, donde se genera la comunicación para posibilitar acciones a través del conocimiento que procura la transformación de la cultura.  El conocimiento se construye a través de las experiencias vividas, ya lo dijo Martí, “sólo el que hace, sabe”.  El aula, ahora es un salón dialogante, un ambiente de aprendizaje que alberga a una guarida de soñadores.

 

El proyecto de aula parte de un problema, es decir, de una dificultad, de una tensión, de un obstáculo, de un deseo o de una necesidad en el mundo de la vida, son situaciones problémicas que se enmarcan en una pregunta para generar un proceso de investigación, un proyecto de saber, que implica desplegar un método, esencia del  saber que se enseña, su proceso de construcción de conocimientos con su respectivo proceder metodológico. Por ello, enseñar con base en proyectos de aula permite el desarrollo del pensamiento de los estudiantes a través de la solución de problemas, desarrollar su inteligencia; es sobreponer el método a los contenidos, dejar atrás los currículos prescritos.

 

El proyecto de aula, al partir de un problema de la vida cotidiana, contextualiza la enseñanza, procura la pertinencia del currículo, le otorga carácter interdisciplinario, pues un problema correctamente planteado sugiere el diálogo entre saberes y además, despliega los elementos trasversales al currículo, ya que luego de enunciar el problema, se delimita su objeto de estudio y se plantea un propósito de formación, la expresión pedagógica del encargo social, la aspiración, el ideal de hombre y mujer 

que se pretende formar, portando lo que el estudiante debe aprender para resolver el problema. En el proceso de solucionar ese problema no solo se adquieren conocimientos sino formas de pensar que albergan valores, posiciones políticas y posturas estéticas, las diferente racionalidades del ser humano, su formación integral, allí se relacionan los saberes que se enseñan con la política, la ética y la estética, que configuran el carácter interdisciplinario del proyecto de aula y despliega los elementos transversales que se debaten en cada paso del mismo.

 

Los saberes que se necesitan aprender para resolver el problema constituyen lo que en investigación se denomina el marco de referencia y en el  currículo, contenidos. Los estudiantes necesitan apropiarse de dichos conocimientos para aplicarlos en la solución del problema.  Su adquisición se debe dar mediante estrategias didácticas como el seminario, el club de revistas o procesos investigativos con la construcción del estado del arte o la historia de conceptos. 

 

Una vez enunciado el problema se plantea el método con el cual se solucionará. El método se desprende de las ciencia mismas, por ejemplo, de las ciencias formales el método deductivo, de las ciencias naturales, el método inductivo, de las ciencias humanas el método hermenéutico o fenomenológico y así sucesivamente.   El método no solo muestra un camino para construir sino que indica unas formas de pensamiento;  por ejemplo, el método deductivo posibilita un pensamiento abstracto, el método inductivo un pensamiento analítico, la hermenéutica, la comprensión y la interpretación y así recíprocamente.  Estas formas de pensamiento deben explicitarse en los propósitos de formación y en la evaluación, que no es más que valorar, durante el proceso, como se solucionó el problema.

 

El método, en tanto comunicación que genera acciones en el mundo de la vida, se concreta en las actividades mediante las cuales los estudiantes asimilan y acomoda en su celebro, la información necesaria para resolver el problema. Las actividades se desarrollan en grupo, el cual interactúa mediante un sistema de tareas, en un tiempo y un espacio, utilizando unos medios y recursos para construir un producto metódicamente que da solución al problema y por tanto se alcance el propósito de formación. 

 

Así, planteando un problema, un objeto, un propósito, unos saberes, un método y una serie de actividades a desarrollar, utilizando unos medios, por un grupo, en un un tiempo y un espacio, con la finalidad de construir un producto que al ser evaluado, solucione el problema y por tanto se alcance el propósito, se diseña un proyecto de aula que se desarrolla como un proyecto de investigación formativa. En la ejecución, continua o discontinua de las actividades derivadas de las metodologías  de investigación y los métodos de las ciencias se irá formando a los estudiantes como investigadores, como creadores, como solucionadores de problemas reales de una sociedad para lograr la transformación de la cultura y lo mas trascendental, que cada estudiante sea hoy mejor persona que ayer. 

 

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*Este ensayo es una síntesis del artículo titulado El proyecto de aulaoacerca de la formación en investigación de mi autoría.

 

 

 

 

 

jueves, 8 de octubre de 2020

Resultados de aprendizaje: entre la normatividad y las teorías curriculares

 Publicado en: https://www.universidad.edu.co/resultados-de-aprendizaje-entre-la-normatividad-y-las-teorias-curriculares-elvia-gonzalez-oct-20/

Elvia María González Agudelo

Profesora Titular Universidad de Antioquia Doctora en Ciencias Pedagógicas

La nueva normatividad de educación de calidad para las universidades colombianas, a través de los decretos 1330 de 2019 y el acuerdo 02 de 2020, está obligando a las instituciones de educación superior a diseñar sus currículossolo a partir de resultados de aprendizaje, pues se enuncia para el registro calificado que los créditos son la unidad de medida del trabajo académico del estudiante que indica el esfuerzo a realizar para alcanzar los resultados deaprendizaje previstos”y en el modelo de acreditación se explicita en el factor 5 titulado, en igualdad, aspectos académico y resultados de aprendizaje, que“el proceso de formación (está) centrado en los resultados de aprendizaje”2, es decir, las características de la 18 a la 26 donde se estipula lo curricular, lo didáctico (como si fuera pedagógico), la interdisciplinariedad, la evaluación y la vinculación con la sociedad, están orientadas al desarrollo de competencias para habilitar en el desempeño laboral. Sobre lo anterior, surgen preguntas como ¿Los títulos universitarios son certificados laborales? ¿Cuál es la trascendencia de la autonomía universitaria? ¿Por qué las políticas públicas en Colombia imponen un modelo curricular? ¿Por qué las políticas públicas en Colombia no están a la par de las teorías curriculares?

Pues bien, el currículo es un discurso al interior del campo del saber de la educación que estudia la circulación de la cultura en las instituciones educativas. El currículo es un mediador entre el proyecto cultural de una sociedad y el proyecto educativo de una institución docente. Es el puente entre dos propósitos de formación, el social, más general, y el de la escuela, más particular, entre el mundo de la vida y el mundo de la escuela. El ser de la institución educativa es construir los currículos a partir de la experiencia del hombre y de la mujer en el mundo de la vida, de manera tal, que la educación que ofrece adquiere sentido con una orientación social. Ello implica una planificación concreta de las acciones de la institución, es decir, el currículo muestra caminos. El currículo, es una fuente inagotable de interpretación de la sociedad.

Las teorías curriculares, en el trascurso de la historia, se han elaborado sobre interpretaciones de la sociedad y la cultura, a saber: si se comprende el currículo como un conjunto de asignaturas derivadas de las disciplinas clásicas de occidente, que configuran un pensum, donde el alumno debe aprenderlas en una secuencia histórica, de lo simple a lo complejo, y repitiendo de memoria lo que aprende, nos encontramos bajo las tendencias que se han denominado, código curricular moral y racionalismo académico; el estudiante incorpora un saber y por lo tanto es un hombre culto. Si se comprende el currículo como un conjunto de asignaturas, derivadas de las necesidades de producción del estado para la capacitación ordenada de la fuerza de trabajo, que configuran un plan de estudios, donde el alumno debe aprenderlas superando destrezas, modificando conductas y alcanzando objetivos bajo la directriz de los resultados de aprendizaje para alcanzar un perfil ocupacional y así poder desempeñarse en un puesto de trabajo, nos encontramos bajo las tendencias que se han denominado: currículo como tecnología, código curricular racional, currículo técnico (Tyler) y el currículo por objetivos (Bobbitt y Bloom); el estudiante incorpora competencias para trabajar en el mercado laboral. Si se comprende el currículo como un conjunto de experiencias y de prácticas, que rompen con la concepción de asignaturas y se configuran como un proyecto de formación, donde el estudiante necesita desarrollar sus estructuras cognitivas, en tanto procesos, nos encontramos bajo las tendencias que se han denominado el currículo práctico (Schwab)el currículo por procesos (Stenhause) y el currículo para el desarrollo de las habilidades del pensamiento (Eisner y Vallance); el estudiante incorpora los saberes a su mente y estos lo van modificando con el propósito de desempeñarse como un profesional en la sociedad. Si además de experiencias y prácticas, el estudiante toma conciencia de su ser social y se propone transformar la cultura, nos encontramos ante un currículo crítico (Kemnis), un currículo de reconstrucción social (Eisner y Vallance), un currículo para la

Decreto 1330 del 25 de julio de 2019 Artículo 2.5.3.2.4.1Acuerdo 02 del 2020 del CESU

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investigación en el aula (Stenhouse), un currículo problematizador (Magendzo); el estudiante construye su propia forma de estar en el mundo, aprende para toda la vida y avanza bajo postulados de su propia autoevaluación.3

Es claro que desde estas concepciones teóricas del currículo, la nueva normativa del gobierno nacional se queda en la segunda concepción expuesta, un currículo como tecnología, un currículo técnico o un currículo por objetivos, es decir, un modelo educativo conductista, que floreció en la mitad del siglo pasado, cuyo único propósito es la instrucción para el mercado laboral. Algo anacrónico para un mundo donde hoy, en la cuarta revolución industrial, los datos viajan sin cesar por el ciberespacio, accesibles en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo a profesores y estudiantes por igual; donde las TIC han posibilitado la inmaterialidad, la interactividad, la actualización, la instantaneidad, la innovación, la automatización, la interconexión, la diversidad, la prevalencia de los procesos sobre los resultados, la subversión del tiempo y del espacio en las relaciones humanas; la desaparición de las masas indiferenciadas, de los mensajes estandarizados, de las fronteras nacionales para la circulación de la información, de los mercados, del trabajo, del capital; la creación y transformación de nuevos sectores en la economía y una nueva inteligencia, que anda entre bits, llamada artificial y con ella la desaparición de muchos puestos de trabajo tradicionales. Son las sociedades de la información, las sociedades del conocimiento, las sociedades del aprendizaje, con sus conceptos de investigación, innovación, incertidumbre, co-creación e inteligencia colectiva4... en un mundo así de alterado ¿pretenden que nosotros los profesores consultemos una lista de verbos y escojamos el más apto para redactar resultados de aprendizaje? ¿Si los puestos de trabajo están desapareciendo en el mundo de hoy para qué estandarizar competencias? ¿En un mundo donde emerge la creatividad para qué estandarizar? ¿En un mundo interconectado para qué prescribir los currículos?

Es que anudar la concepción del crédito académico y los diseños curriculares a los resultados de aprendizaje, en perspectiva de internacionalización del currículo, implica estandarizar los tiempos y las competencias que permiten establecer comparaciones entre los currículos de los programas académicos, nacionales e internacionales para posibilitar la armonización curricular como es el caso de la comunidad económica europea y permitir la libre movilidad de estudiantes en ese espacio geográfico y la homologaciones de microcurrículos y títulos, ante tanta estandarización cabe preguntar ¿Si se homologan los tiempos, se homologan los contenidos? ¿Si se homologan los resultados de aprendizaje se homologan los puestos de trabajo? ¿Si los puestos de trabajo están desapareciendo en el mundo de hoy para qué estandarizar competencias? ¿Si el espacio es común los tiempos se equipararán? ¿Diferentes culturas emplean los mismos tiempos en los procesos de enseñanza y aprendizaje? ¿Cómo las universidades investigadoras pueden estandarizar la creatividad? ¿Cómo estandarizar el pensamiento crítico? Si tanto buscan la estandarización ¿Por qué nuestros programas académicos no duran tres años como en la CEU?

En un mundo como hoy, los currículos necesitan diseñarse por retos, por problemas, por proyectos, bajo los postulados de las ciencias, las artes y la innovación, en pos de los procesos de aprendizaje para toda la vida, para mejorar los procesos de educación de las nuevas generaciones, no solo como profesionales sino como seres autónomos, en la construcción de su propio proyecto de vida; conscientes, momento a momento, que viven para el cuidado de sí mismos, de los otros y de lo otro, del desarrollo de sus propios talentos y de las múltiples racionalidades; en un diálogo intercultural permanente; pero ante todo con la firme convicción de la libertad de enseñanza, la libertad de aprendizaje y la autonomía universitaria. Que nuestra universidad, esta casa de estudio que nos alberga, pueda diseñar los currículos que considere pertinentes para contribuir a la educación de calidad, que no es más que las

González Agudelo, Elvia María (1999). Corrientes Pedagógicas Contemporáneas. Medellín: Facultad de Educación - Universidad de Antioquia.
Harari, Y.N. (2018). 21 lecciones para el siglo XXI. Penguin Random House y Oppenheimer, A.. (2018). Sálvese quien pueda, el futuro del trabajo en la era de la automatización. Nomos.

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transformaciones sociales que provocamos con el proceder de cada uno de nosotros, los colombianos que habitamos este país.


sábado, 18 de julio de 2020

LA ESCUELA COMO OCIO Y LA EDUCACIÓN COMO DERECHO

¿Qué esperar del sistema educativo luego de la pandemia?

 

 

Elvia María González Agudelo

Doctora en Ciencias Pedagógicas

Profesora UdeA

 

 

 

 

Siempre debemos tener presente que la palabra escuela etimológicamente procede del griego Scholéque significa ocio y tiempo libre, además se cruza con la palabra latina Ludus, que significa juego.  La escuela la dispuso la sociedad, hombres y mujeres libres que se congregaron espontáneamente para eso, pasar el tiempo estudiando, leyendo, escribiendo, conversando; pensando sobre la vida y sus placeres, el espíritu y el cuerpo en armonía; lo bello, lo bueno y lo verdadero también en armonía; privilegiando las formas sobre los contenidos, es decir, el pensamiento para producir conocimiento sobre el conocimiento mismo, el saber vivir pensando en mundos impensados pero posibles, en procura de la felicidad sobre el hecho de saber mucho sobre cualquier cosa.  Así funcionaron los espacios para la intelectualidad en Grecia, el gimnasio de Sócrates, la academia de Platón, el liceo de Aristóteles, el pórtico deZenón y los estoicos, los jardines deEpicuro y los hedonistas;la casa de las musas con su sorprendente biblioteca de Alejandría, así los griegos cimentaron la cultura de occidente.  Así funcionaron también los espacios para la intelectualidad en la edad media, estudios, colegios y talleres que forjaron las universidades en tanto espacios culturales que producen las ciencias, las artes y la tecnología hasta nuestros días.  Sin ocio no hay instituciones educativas, sin tiempo libre no hay conocimientos nuevos, sin lúdica no hay diversión. 

 

También debemos tener presente, siempre, que la educación se postuló como un derecho universal por los estados miembros de las Naciones Unidasdesde 1948.  Este mismo organismo declaró entre los objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS– para su Agenda 2030, la educación de calidad como su objetivo número cuatro.  En Colombia la Constitución Nacional de 1991 en su artículo 67  reza “la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social”; al  no concebir la educación  como un derecho fundamental, en la práctica se igualó como un servicio, lo que hizo que esta última concepción prevaleciera en el país; el derecho a la educación se volvió un privilegio hasta que la Corte Constitucional corrigió esta situación, con las sentencias  C-376 de 2010 y la T-139 de 2013, en las cuales se estableció  la educación como un derecho fundamental equiparándolo a nivel mundial y así obligar al estado a cumplir con  laasequibilidado disponibilidad, en tanto inversión en recursos físicos y humanos por parte del estado; la accesibilidaden tanto igualdad de acceso sin ninguna discriminación y gratuidad progresiva; la adaptabilidaden tanto adecuarse a las necesidades de los estudiantes y garantizar la continuidad del servicio para lograr la permanencia; y la aceptabilidado calidadde la educación que se ofrece para todos y durante toda la vida.

Así pues, si la escuela es ocio, tiempo libre y juego, y la educación es un derecho humano universal ¿Qué se esperaría del sistema educativo luego de la pandemia? Claramente que garantice lo uno y lo otro. El tiempo transcurre y las posibilidades fluyen:

Creo posibleque la educación como un derecho humano universal sea asequible para todas y todos, es decir, que el estado garantice los recursos físicos para dotar la ciudad como un gran ambiente de aprendizaje, una ciudad para el arte, ciencia y la tecnología; con parques, bibliotecas, museos, teatros, universidades e instituciones educativas rediseñadas para estar ahí en el disfrute del aprender, interconectadas no solo físicamente con ciclo vías y transporte público sino con redes tecnológicas, compartiendo en la nube los contenidos para propios y extraños.  Albergo la esperanza que se estén construyendo los 2.365 nuevos salones que hacen falta para establecer la jornada única.  Pero salones redondos, triangulares, asimétricos, con luz, ventilados y llenos de colores, sillas, sillones, sofás, cojines, hamacas, tapetes, mesas de diferentes formas y colores, paredes como pizarras para escribir y borrar, dotados con tecnología de punta, con sus propias bibliotecas, donde converja lo digital y lo análogo.  Instituciones Educativas con baterías sanitarias óptimas, comedores y restaurantes escolares con su propios nutricionistas y chefs.  Con espacios específicos para el desarrollo de las ciencias, la técnica, la tecnología, las artes y el deporte.  Espacios todos para el ocio, el tiempo libre, el juego, el disfrute, para la diversión y el entretenimiento que implica aprender. Dónde las preguntas trascendentales puedan circular libremente ¿Quién soy yo? ¿Qué haré con mi vida? ¿Cuál es mi talento? ¿Cómo habito el mundo? ¿Cuál es mi tiempo? ¿Qué necesito saber para vivir?  Espacios para habitar con más y mejores profesores que disfruten su trabajo detectando los talentos de sus estudiantes y acompañándolos a forjar su propio destino. Una ciudad donde se respire cultura.

Creo posibleque la educación como un derecho humano universal sea accesible para todas y todos, es decir, que el estado garantice la igualdad, la equidad, la diversidad, la inclusión, la interculturalidad y la gratuidad.  Los diferentes grupos humanos y sus diferentes culturas, necesitan coexistir, el universo hoy esta interconectado, todos podríamos comunicarnos, participar en esa dialogo universal, cuidarnos y cuidar de los demás, utilizar el lenguaje correctamente para dejar atrás los prejuicios y acercarnos, aceptarnos y aceptar lo otro.  La educación necesita ser gratuita para que todas y todos podamos acceder a ella, y una vez en la escuela la equidad posibilite la igualdad, lo único en lo diverso, las posibilidades de ser sin distinción alguna por raza, sexo, género, ideologías, creencias, pensamiento, gusto, discapacidades y culturas. Las instituciones educativas necesitan incorporar las didácticas especiales para cualificar los ambientes de aprendizaje que posibiliten ser mejores personas cada día.  

 

Creo posible  que la educación como un derecho humano universal se adapte a todas y todos, es decir, que el estado garantice la permanencia, no solo en la seguridad alimentaria y la capacidad de brindar el servicio de transporte escolar sino que el diseño de los currículos sean lo suficientemente flexibles, alejados de todo lo prescrito, diseñado por problemas, que estimule la inteligencia colectiva; que posibiliten que cada estudiante sea libre para construir su proyecto de vida, elegir una ruta curricular que le permita desarrollar sus talentos y poder ser. Donde el profesor sea simplemente un compañero de vida y la escuela su entorno protector, protector no solo de su vida digna, sino de sus ideas, de sus pensamientos, de sus posibilidades de ser. La comunicación entre profesores y estudiantes ha cambiado, hoy se hace necesario la dotación gratuitita de pantallas digitales personales para cada profesor y cada estudiante, con su respectiva conectividad, visitar la nube y estar involucrados en las redes, es la cultura de lo digital, el entretenimiento se hace viral. Albergo la esperanza que los salones con computadores desaparezcan pues los estudiantes ya son libres de aprender desde cualquier lugar y en cualquier momento.  Las instituciones educativas necesitan diseñar grupos virtuales, algunas familias y comunidades están aprendiendo a vivir de otra manera y las escuelas deben disponerse a ello, otro grupo de cada nivel debe ofertarse virtualmente.  Albergo la esperanza que los profesores estén diseñando actividades didácticas desde la cultura de la convergencia, la transmedia, el universo narrativo, la convivencia de múltiples textos: libros, cartas, revistas, periódicos, iconografías, comics, videos, blogs, páginas web, audios, juegos, realizados por profesores y estudiantes que deben estar almacenándose en la nube para socializar el conocimiento y todos los estudiantes puedan acceder a ellos una conversación interminable con su profesor. Albergo la esperanza que las políticas públicas permitan la coexistencia de las diferentes modalidades de educación.

Creo posibleque la educación como un derecho humano universal sea concebida como una educación de calidad, tal como lo estipulan los ODS en contraposición con la frase calidad de la educación, lo que implica que el ser humano está por encima de las cifras, el ser humano no se reduce a un número. Este postulado es una perspectiva para pasar de lo cuantitativo a lo cualitativo, de lo estandarizado a lo singular; pasar de una visión desde  la economía de la educación hacia el desarrollo humano,a la esencia pedagógica  de la formación del ser, en tanto elaboración de su conciencia histórica como diría Gadamer, en cuanto la autodeterminación del ser en libertad como enuncia Regenbrecht;  para desde lo uno, lo singular, llegar  a los otros, lo general,  la educación en tanto conciencia colectiva para poder vivir todas y todos juntos en paz, libres, dignos y solidarios como estipula nuestra constitución nacional, pues la educación de calidad no es más que los estilo de vida de los personas que habitan dicho país, entonces  ¿Seremos un país educado?

sábado, 20 de junio de 2020

El tiempo-espacio y los ambientes de aprendizaje en la educación superior

Publicado por Periódico Alma Máter - Edición 697  Junio-Medellín-2020

Por: Elvia María González Agudelo- Profesora de la Facultad de Educación

Hoy, esa comunicación en una sola dirección de uno a muchos en un espacio físico se ha transformado en una comunicación de uno a uno, de uno a otro, ese otro que necesita individualmente a su profesor, y lo puede contactar en cualquier momento, por la avenencia de lo digital

 El nivel más íntimo donde se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje es el salón de clase. La clase se refiere al grupo, estudiantes y profesores que allí se encuentran, compartiendo un tiempo y un espacio mientras conversan sobre un saber. Espacio y tiempo que generan un ambiente que nos afecta de múltiples maneras al aprender.

El tiempo, en el currículo, está organizado desde su clásica visión renacentista, racional y determinista: los semestres académicos con un número de semanas; las jornadas, diurna o nocturna; la modalidad, presencial o semipresencial; la hora lectiva de 45 minutos que se traduce en créditos; normatividad que traspasa fronteras y estipula la unidad de medida del trabajo académico, una estandarización de los tiempos.

Es un orden mecanicista con tendencias autoritarias, es el reloj marcando el tic-tac del tiempo, es Leibniz y el gran mecanismo del universo. Pero el reloj es sublevado por la balanza, es Newton buscando equilibrios entre fuerzas, la armonía, el dinamismo (Busquets, 2016). Pero hoy, más que sincronías, emergen a-sincronías, los múltiples tiempos, el caos, lo no lineal, lo inexacto, solo las posibilidades, es Heisenberg y su incertidumbre: «es como si el universo estuviera gobernado por el azar» (Hawking, 1987). Ese universo que nos hace vivir en el pasado, donde la simultaneidad en el mismo tiempo y espacio es relativa.

El tiempo, en la didáctica, está organizado desde la clase, la clase sucede, «un suceso es algo que tiene lugar en un punto específico del espacio y en un determinado instante de tiempo. Debemos aceptar que el tiempo no está completamente separado e independiente del espacio, sino que por el contrario se combina con él para formar un objeto llamado espacio-tiempo» (Hawking, 1987). El tiempo no transcurre de la misma manera para cada estudiante que habita ese salón, «no existe un tiempo absoluto único, sino que cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, medida que depende de dónde está y de cómo se mueve» (Hawking, 1987). El grupo es la interacción de los tiempos que suceden en ese espacio llamado salón de clase, todas las historias posibles que allí habitan.

Una clase no sigue un único camino en el espacio-tiempo, posibilita tantos pasajes como estudiantes habitan en el salón. El profesor necesita atravesar todas esas sendas posibles; esos caminos los acercan o los alejan, depende del tiempo de respuesta del profesor en su conversación. Hoy, esa comunicación en una sola dirección de uno a muchos en un espacio físico se ha transformado en una comunicación de uno a uno, de uno a otro, ese otro que necesita individualmente a su profesor, y lo puede contactar en cualquier momento, por la avenencia de lo digital, el espacio ya es virtual y en él nos podemos conectar en cualquier momento, en ese instante que el estudiante lo desea. En ese espacio, una nube, se fijan los textos que perduran en el tiempo, libros, artículos, iconografías, cómics, audios, videos, juegos, donde se narran esos saberes de los profesores, quizás en formas más procativas. El estudiante es libre de ir a ellos, aprender y expandirlos en el universo digital.

Entonces, ¿cuánto tiempo tiene un profesor para dedicarle a sus estudiantes? ¿Cuánto tiempo tiene un estudiante para formarse en una universidad? ¿Por qué los programas universitarios de pregrado tienen que diseñarse para diez semestres? ¿Por qué se deben planear tan solo dos niveles académicos de 16 semanas cada uno, en un periodo de un año? ¿Por qué las clases deben ser solo presenciales? ¿Por qué la mayoría de las clases deben durar una hora y media? ¿Por qué no se valora el trabajo autónomo del estudiante? ¿Por qué no pueden coexistir todas las modalidades en la educación? ¿Por qué no modificamos los ambientes de aprendizaje? ¿Por qué nos aferramos a la tradición?

Referencias

domingo, 31 de mayo de 2020

¡Por fin se terminará la dictadura de clases!: una posible consecuencia de la pandemia

Elvia María González Agudelo
Doctora en ciencias pedagógicas
Profesora titular UdeA

Dictar clase es una expresión de uso común entre los profesores, se pronuncia casi inconscientemente en el lenguaje cotidiano, a veces hasta irónicamente se lleva al significado de dictadura de clases.  ¿De dónde proviene esta expresión? Tal vez del método escolástico, desde los inicios de la edad media, donde el proceso de enseñanza consagró tres momentos claramente diferenciados la Lectio, la quaestio y la disputatio.  En la lectio  el profesor les dictaba a los estudiantes los libros clásicos, explicaba  ciertas partes difíciles; los discípulos, en un primer momento debían repetir de memoria los dictados, luego en la quaestio, el mismo profesor o un sofista enseñaba  el arte del debate basado en la dialéctica, unas veces para distinguir la verdades del error, otras solo para persuadir, pero siempre para perfeccionar la  elocuencia en la oratoria y la argumentación; este ejercicio preparaba al profesor para su participación en la  disputatio, debates públicos entre los profesores, por navidad y pascua, sobre temas de interés universal convirtiéndose, en ocasiones, en verdaderas investigaciones, que daban como resultado la escritura de los libros denominados Summae.  A estas disputatio, los estudiantes solo eran invitados a escuchar.

Pero se inventó la imprenta en el siglo XV y revolucionó la educación, se imprimieron los libros en grandes cantidades, las bibliotecas se expandieron, los jesuitas propagaron un sistema educativo para todos, Comenio se atrevió a prometer enseñar todo a todos y, con el devenir de los años, se pasó de la lección donde se dictaba al seminario, donde el alumno pasó de ser un escribiente a ser un lector.  En el seminario los estudiantes leen antes de la clase, escriben por sus propios medios relatorías y protocolos, investigan para debatir a profundidad con el profesor, no para solo escuchar y repetir.  Pero aún dictamos clase y si el estudiante no trajo su relatoría pues ¿qué hacemos? Dictar clase…

Y desde el siglo XX llegaron las TIC, subvirtiendo los ambientes de aprendizaje, el espacio, el tiempo, el grupo y los contenidos vienen cambiando.  Ahora el espacio es virtual, el tiempo es múltiple, el grupo puede dispersarse en todo el mundo y los contenidos, ya están ahí, en la nube con acceso abierto, multitud de opciones, videos, textos, audios, en todos los idiomas y en todas las culturas. Los estudiantes pueden acceder a los contenidos cuando lo desee, ahí están, en la nube, casi atemporales.  El saber ya no está en los profesores, la cultura se registra en la nube, los currículos ya no son contenidos, son la cultura que se pasea por las instituciones educativas, la escuela ha de estar en la vida, por ello hoy los currículos deben problematizarse y desarrollarse con didácticas basadas en proyectos, saber de dónde partimos pero no a donde llegaremos… y los profesores siguen dictando clase.

Pero en el siglo XXI llegó la pandemia y todo cambió.  Casi todos usaban las tecnologías por entretenimiento y ahora que son indispensable para seguir trabajando, nos damos cuenta que muchos profesores y estudiantes no tiene aparatos digitales de última generación, no tienen conectividad, no están capacitados en estrategias didácticas innovadoras y, además le temen al cambio.  Se abre aún más la brecha entre lo público y lo privado, y se hace conciencia sobre las tecnologías digitales como un derecho para llevar a cabo la educación pues es un medio indispensable, no como dotación para un espacio físico institucional sino para cada estudiante y para cada profesor como seres individuales que son; también, es necesaria  la conectividad, sin lo uno y lo otro,  hay una incidencia negativa en el acceso, en tanto igualdad y en la adaptabilidad, en cuanto  la permanencia, factores que influyen en  la calidad; es decir, para esta nueva realidad que nos circunda la tecnología se convierte en un derecho. Nadie debe quedarse atrás. Pero ante la pantalla encendida del ordenador ¿qué hace el profesor?